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Es difícil imaginar que en Estados Unidos, uno de los países más ricos del mundo, exista escasez de ciertos productos. Pero mas aun difícil es que tengamos escasez a nivel mundial.

Comprar un auto nuevo, muebles o materiales de construcción, dejó de ser una tarea fácil.

En muchos casos los consumidores deben esperar meses antes de conseguir el producto que están buscando.

Es que el atasco en la salida de contenedores desde los principales puertos del mundo está provocando interrupciones intermitentes en las cadenas de suministro. y adicionalmente la parada de muchas fábricas durante la pandemia, las cuales no han retornado al  cien por ciento de su producción.

«Algunos consumidores no van a encontrar las cosas que necesitan», advirtió Neil Sunders, analista de comercio minorista de la consultora GlobalData Retail.

Una demanda que ha crecido en los últimos meses en el contexto de una reactivación económica tras un 2020 que marcó una de las peores recesiones globales de las últimas décadas.

El problema es que con la pandemia se alteró el ritmo del flujo del comercio internacional y cuando aumenta el consumo en varios países a la misma vez, los puertos, las vías oceánicas, los trenes y aviones que transportan los productos no dan abasto. Muchas fábricas han retornado a la producción, a niveles del 50% o 70% de su capacidad, sin lograr los niveles antes de pandemia, lo que ocasiona escasez y tiempos de entrega mayores de los acostumbrados.

Algunos vendedores minoristas han dicho que solo tienen suficientes productos para satisfacer la demanda por un poco más de un mes, una situación que implica uno de los más bajos niveles de inventarios desde 1992, según la Oficina del Censo de EE.UU.

Hay mucha incertidumbre sobre lo que puede ocurrir en el futuro, más ahora que la variante Delta del coronavirus está propagándose con mayor velocidad.

En Colombia se presenta este mismo fenómeno, lo cual causa una economía lenta y con incertidumbre.

Un nuevo desequilibrio

«Creo que el principal efecto de la escasez global de muchos bienes será un mayor desequilibrio de inventarios en el futuro», dice Willy Shih, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard.

Ante la escasez actual, explica en diálogo con BBC Mundo, las empresas están pidiendo órdenes adicionales o tratando de conseguir sus productos a través de canales logísticos obstruidos.

Con el tiempo, cuando los proveedores se pongan al día, «es probable que veamos excedentes en muchas áreas», apunta.

Es parte del desequilibrio en el sistema.

Es lo que se conoce como el «efecto látigo» en las cadenas de suministro. Ocurre porque las empresas compensan en exceso la escasez y terminan con demasiado stock.

Efectos globales que llegan a América Latina

Una situación que ya está dejando huellas en América Latina.

Es que el sector de la construcción en Latinoamérica ha tenido complicaciones para conseguir varios de los suministros que necesita, tal como ocurre en Estados Unidos.

«Los precios de los fletes marítimos internacionales han pegado mucho y el aumento de la demanda provocó que bajara la capacidad de espacio para estos países en desarrollo», dijo el gerente de sucursales de Viduc Ferreterías, Danilo Blanco, a El Diario de Hoy.

Según Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, la pandemia ha expuesto las vulnerabilidades de la región, pero también está dando una gran oportunidad para resolver los problemas.

Una integración escasa, agrega, considerando que Latinoamérica es una de las regiones menos integradas del mundo, lo cual aumenta la dependencia de la región de los productos importados.

Solo el 14% de nuestro comercio ocurre a nivel intrarregional, comparado con el 59% de Europa y el 41% de Asia Oriental, explica Claver-Carone.

Por décadas los expertos en comercio internacional han recomendado mejorar la integración regional, pero lo cierto es que poco se ha avanzado

Complemento :  america-retail.com